lunes, 29 de abril de 2013

ALCALDES DE LA CUENCA DEL SANTA LUCÍA PIDEN HACER CONTROLES


Plantean ampliar la planta potabilizadora y construir una 7a línea de bombeo



En pleno episodio de mal olor y sabor en el agua potable, el ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, fue acusado de tirar “bombas alarmistas” cuando advirtió la necesidad de contar con un “plan b” para el abastecimiento a casi 2 millones de personas. A riesgo de recibir la misma imputación, los alcaldes con responsabilidad en la costa del río Santa Lucía (Los Cerrillos, Canelones, Casupá, Ciudad del Plata, Libertad, Aguas Corrientes, Santa Lucía y Municipio A de Montevideo) se unieron para plantear lo mismo que el secretario de Estado. A su juicio, las autoridades de OSE han desestimado que la contaminación se viene denunciando en los últimos 40 años.

Los alcaldes de la cuenca piden que se declare la emergencia de la cuenca y se fije una línea media sobre la ladera del río para evitar que los fertilizantes, herbicidas y pesticidas lleguen al curso de agua. Y que se les conceda la competencia y los recursos para coordinar los controles en su territorio ante la inoperancia de los organismos que deberían haberlo hecho siempre.

“Estamos al borde del envenenamiento del agua dulce. Esto es mucho más importante que cualquier otra cosa”, aseveró el alcalde de Santa Lucía, Raúl Estramil (Frente Amplio).

El “plan b” que propone Estramil es la ampliación de la planta potabilizadora de Santa Lucía y la construcción de una séptima línea de bombeo. Las instalaciones tienen hoy la capacidad para procesar entre 6 y 7 millones de litros de agua por día y así abastecer a 100.000 personas. “Se puede ampliar y estaríamos garantizando el agua”, dijo. Lo mismo se podría hacer con otras plantas del interior.

Pero la ventaja que el alcalde advierte en Santa Lucía es que la conexión está al norte de Aguas Corrientes, más cerca del reservorio de Paso Severino, donde no desembocan los arroyos Canelón Grande y Canelón Chico, cuya calidad fue analizada como “muy mala” por diversos estudios.

A la altura de la ciudad de Santa Lucía se encuentra un banco de arena de gran tamaño que sirve como filtro natural. “Cuando ocurrió el mal olor del agua en Montevideo, acá salió en buenas condiciones, porque gran parte de las floraciones (de algas) quedaron atrapadas”, explicó. Por esto Estramil consideró que esta zona no debe ser dragada.

“La planta de Aguas Corrientes está en una situación crítica por la contaminación de los ríos y de los arroyos de los que recibe el agua”, afirmó a El Observador.

Reclamo de décadas

Estramil, que cuenta con el respaldo del resto de los alcaldes con costa en el Santa Lucía, espera que su propuesta sea tenida en cuenta. En 1995, junto a parlamentarios, ediles y vecinos propuso la construcción de una planta de tratamiento terciario en Aguas Corrientes. Ya en esa época se denunció ante OSE la acumulación de lodos contaminados con los desechos de los productos químicos del proceso de potabilización que hoy se encuentran a lo largo del río desde Aguas Corrientes hasta Las Brujas, una localidad ubicada a 45 kilómetros aguas abajo.

Esa planta, según relató Estramil, reutiliza el agua y recicla el lodo para fabricar, por ejemplo, cerámicas y ladrillos.

La respuesta de OSE fue que su mantenimiento era “inviable” puesto que costaría entre US$ 2 y US$ 3 millones mensuales. En cambio, se construyeron las líneas quinta y sexta de bombeo que, a juicio del alcalde, “multiplicaron el lodo”. Según sus cálculos, hoy OSE vierte 60.000 toneladas de residuos al año.

Desde la década de 1970 se advierten problemas que es cuando empezó a cambiar la forma de producción en la cuenca, abriéndole paso a la soja y a los grandes tambos.

Estramil recordó que en 1986 la Comisión honoraria para el estudio del aprovechamiento integral para la Cuenca del Río Santa Lucía presentó un informe final “donde estaba claramente el diagnóstico” de la situación.

“No ha habido una política de seguimiento de la cuenca ni control ni aplicación de los decretos y las ordenanzas. No hay patrullaje. Ni las intendencias ni los ministerios ni la Dinama controlaron la cuenca”, afirmó el alcalde de Santa Lucía.

Un estudio de la propia Dinama de 2011 indicó que el 100% de los emprendimientos frigoríficos, de alimentos y bebidas, y el 70% de lácteos, ubicados en esta cuenca incumplen la normativa vigente para indicadores de contaminación como el fósforo total y amonio.

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